domingo, 8 de noviembre de 2015

Palabra punzo penetrante

Cada palabra punzo penetrante se fue alojando detrás de mí ojo izquierdo
y la vida me comenzó a temblar a la par de aquel parpado moribundo en su intento de acariciar las últimas palabras que se escurrían desde su razón
Cómo parar aquella ráfaga de escalofríos venidos de su adiós
Fue sublime su manera de pedir que no la abandonara
cuando era ella quien dejaba todo regado a su paso por mi vida
cuando era ella quien nunca creyó en las despedidas
cuando era ella quien me entregaba un mar de soledades
Se perdió en aquel reguero de cosas un beso de su risa
una flor sin aroma
una manta bordada con sueños
una pacto de muerte
una canto a dúo
un verbo eterno
un poemario del Chino Valera Mora
una poesía de Miguel James
y el eco de un gemido
También se desvanecieron todos los verbos incrustados en la metáfora que dibujé en sus labios mientras nos hacíamos sin pudor
no hubo manera de minimizar los daños
no hubo manera de convencerle de la locura de su razón
y entonces como el acto más heroico de amor
como la demostración más pura de entrega
como la determinación de amarle aun después de la muerte
decidí alejarme de su piel
renunciar a la posibilidad de ganar una batalla
y me he lanzado a olvidarla para que mi recuerdo no le alcance
en su intento “lógico” de ser feliz
Ya de  nada sirve saber dónde vivo
 o a qué me dedicó
 o cómo me llamo
poco importa el nombre de un hombre en carrera hacia el olvido
Solo alcancé a recordarle que a su regreso allí estaré
pero no quiero que regrese nunca
porque el día que ella regrese
habrá sido porque encontró el dolor y la angustia
la desolación y la soledad
la traición y la penumbra
y prefiero vivir muriendo
que saberla triste alguna vez

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