Esta noche era necesaria
Y un gracias… ¡y un de nada!
No se trata de volver, porque nunca partimos.
Tal vez entendamos que permanecemos en la palabra, en el día, en el suelo
que nos sostiene.
¿Por qué son tan efímeras las cosas que queremos, tan lejano el ayer e
incierto el mañana?
Y asomo nuestra íntima soledad a las almenas
Yo soy aquel que hizo de la noche el motivo
Acaso esto es pisar la tierra y me doy cuenta de que mi vida no es verdad y
despierto hoy, ahora; más tarde seguiré durmiendo.
La mujer que yo quiero ya no me quiere. ¿Será suficiente con escribirlo?
¡No sé!
Y es esta poesía la que me hace vivir sin importar que estemos desafinados.
El amor afina el canto, afina el diluvio de mis ojos, y el llegar no será vano,
será eterno.
Y acaricio las albercas de tu amor almacenado y los silos del semillero
fatal.
No le dejes al Sol la luz del alba si apagas la luz de tu corazón.
Aunque la noche está estrellada; y vivo.
Como si naciera hoy y renacer mañana volviendo a mi vida anterior.
Por esta noche se paga lo que Dios pida. Por estos momentos que quizás se
repiten pero en otro lugar, con otras gentes y otra necesidad.
Y me creo a mí mismo, cosas y personas que en realidad no soy.
Lo he logrado; sobre todo, lo he logrado
Y si a la tercera vencemos, ¡coño!, que vengan las terceras y nos saltamos
segundas partes.
Hay un punto en el que no hay vuelta atrás. ¡Qué bueno!, pues no tenemos
tantas excusas para no seguir adelante.
Pero la noche es mierda. Yo soy la luz
Y después ¿qué? ¡nada más! Lo que somos es lo que somos ahora y nada más.
Y soy muy necio, y sigo en mi necedad.
Si esta línea tiene que resumir, que no sea nuestras vidas las que resuma,
porque ellas son la lujuria de un Dios, la sombra del Sol, la cuenta que lleva
el amor.
Colectivo. martes 22 de febrero, década de los 90, recuperado en 2005
Bárbaro. Recuerdo la noche exacta de ese poema y apuesto a que fue en 1996. Fue en casa de Fito.
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